viernes, 21 de diciembre de 2012

Restos de una docena vomitiva.

Para enero sus expectativas estaban altas, metas, sueños y demás cosas que brillaban como la plata.
Para febrero sus ánimos no decaían, no todo iba sobre ruedas pero aún no arrancaba se decía.
Para marzo sospechaba, que el clima no sería tan soleado, pero que aún no habían nubes, el cielo no resplandecía, pero tampoco estaba nublado.
Para abril maldijo a la puta, que sería su esposa, la musa durmió en otra cama, y se marchó con la cara rota.
Para mayo, se quedó sin empleo, y comió pan y agua todos los días, sus metas eran ahora, sólo un par de groserías. El cielo estaba ya nublado, la ausencia de colores era leyenda, en su corazón atormentado.
Para junio perdió el control, y todo le salió mal, la mujer no volvió, y comenzó a llover ácido en vez de aguas.
Para julio se le anego la habitación, las goteras le taparon la respiración, nadie se acercaba a el, porque apestaba a desilusión.
Para agosto los niños entraban a la escuela y el entraba a la mierda, nadie le pedía nada, porque no tenía nada, lo único que le daba calor era su sangre mexicana.
Para septiembre, la patria le escupió la cara, aún sin empleo, pero el presidente de dar un país mejor alardeaba.
Para octubre hizo más frío que el resto del calendario, los calcetines ya tenían agujeros, para pasear por las mañanas.
Para noviembre quería irse con los difuntos, cuanto los envidiaba. Lo había estado pensado en serio, el arma ya contemplaba.
Para diciembre ya estaba harto de toda esta mierda, por eso escribe este verso, mientras la pistola lo espera.

jueves, 20 de diciembre de 2012

Últimas Sonrisas I

Aparte del las nubes, esa tarde había algo gris en el ambiente, una pesadez tan mítica, como los ecos de dolor en una habitación de tortura.
Su nombre era Priscila y a decir verdad, lo odiaba, siempre decía que tan solo por algunas letras, pudo llamarse Camila, y así evitarse todas esas molestias, siempre quiso llamarse Camila ; A sus once años, caminaba de regreso a casa, quizás aún pensado en las tareas y aquellos proyectos.
Tenía solo once años, repito, pero la puta escuela la trataba como secretaria de una empresa con mucho, mucho que hacer. Su mochila pesaba, y le dolía la espalda, el aire soplaba triste, las hojas de los árboles se movían cantando suavemente, entonces dobló hacia una calle que odiaba. Esa era la peor parte del día, pasase lo que pasase, ¿Por qué? Porqué estaba abandonada. El pasto crecía rebelde por todas partes. Y el conjunto de casas que completaban el lugar estaban vacías, decrépitas, parecía un cementerio de hogares, intentaba cruzar siempre con los ojos al frente, evitando mirar a los lados, a pesar de que era de tarde, tenía miedo. Pero era una chica mayor, y no podía dejarse asustar por ese sentimiento de soledad.
Cruzó suavemente, y fue como sí entrará a otra dimensión, ya no se oía ruido de autos, era como sí la humanidad hubiese sido tragada, aceleró el paso, y escuchó las hojas crujir bajo sus botas, aquel sonido de la suela raspar contra la gravilla, y de repente, entre aquellos sonidos tan ordinarios, escuchó un maullido, pero un maullido desesperado, como de auxilio. Si algo caracterizaba a la pequeña Priscila, (además de sus ojos miel y verdosos) era su intenso amor por los animales. Frenó... “Hey estúpida, ¿porqué paras? ¡Camina!” Dijo una Priscila menos solidaria en su cabeza “No puedo, es un gato, puede necesitar ayuda” replicó la Priscila terrenal, “Ayuda" maulló el gato. Entonces, la pequeña chica estaba de pie ahí, en la mitad de una calle llena de casas vacías, con el oído más sensible que nunca, “MEOWWWWW” ahí estaba de nuevo, miró para todas partes, sin sentir miedo por la casas que también la miraban “son sólo casitas” dijo, “Te van a devorar, hay algo dentro, espera a por ti” le dijo la Priscila mental. Sacudió la cabeza.
Caminó un poco más, “MEOOOOW”, venía de la casa a sus espaldas, lo escuchó tan claro, retrocedió y trotando, llegó a la casa, el pasto crecía y sólo una pequeña reja de madera la separaba, la casa la miraba, bañada en la luz gris de la tarde, tragó saliva, “MEOWWWWW”, si. Era ahí mismo. Detrás de la puerta. Suspiró, arrugó las cejas, dejó su mochila a un lado y saltó la reja, cayó al otro lado, y se sacudió la falda, el pasto rebelde y cubría los lados, caminó por el casi arqueológico caminó de loza que conducía a la entrada de la casa. Subió los pequeños escalones, y volteó a mirar hacia atrás, la calle estaba vacía. Tan vacía como siempre. “Corre estúpida”, “Déjame sola”, “Nos van a devorar”.
Había dos ventanas a los lados, corrió hacia una y observó, el techo de la casa estaba casi cayéndose, por lo que permitía a unos aventurados rayos moribundos entrar, e iluminaban débilmente lo que parecía en un tiempo ser la sala del lugar, todo permanecía vacío, era como sí el tiempo se hubiese olvidado de ese lugar. “MEOWWWW” venía de adentro, empujó la ventana y no cedió, empujó con más energía y cedió un poco, entonces tomó impulso y empujó más fuerte que las veces anteriores y liberando una cantidad considerable de polvo se abrió, tosió y con la mano abanico el aire para purificarlo, puso una pierna dentro y con la otra tomó impuso para proyectar su cuerpo al interior. Cayó de rodillas y se puso de pie.
-Gatito, estoy aquí, maúlla para que pueda encontrarte- dijo.
Silencio.
Avanzó un poco. Escuchó cómo la madera crujió bajo sus pies, paseó su miraba sobre toda la sala. No había nada.
-Gatit...”MEOWWWWW”
Interrumpida por el maullido, provenía del pasillo, caminó y tragó saliva, un largo pasillo se extendía y acaba en unas escaleras que apenas de podían ver.
Entonces, escudriñando entre la tenue luz, vio un pequeño bulto blanco, y escuchó el ”meow" más cerca que nunca.
-Ahí estas- se dijo. Caminó hacia el. “Detente estúpida” ”No sigas”. Se detuvo a centímetros, no podía distinguir más que esa forma pálida, casi abstracta.
-Debe estar herido- menciono suavemente.
Miró hacia atrás en el pasillo, sola, la luz era cada vez menor, se hacía de noche. Estiró suavemente la mano, sentía su corazón apuntó de salirse, entonces lo tocó, no había pelo, tocó algo lizo, frío algo maligno. Retrocedió, y entonces un la forma blanca salió de entre las sombras, no era un gato, ni un animal. Era un rostro blanco sin expresión alguna, ella podía sentir que la miraba, pero el ser no tenía ojos, podía sentir que reía porque la tenía en sus manos, pero el ser no tenía labios. Se incorporó y caminó hacia ella. De entré las sombras salieron dos largos y delgados brazos, que acaban en dedos igual de largos, ella gritó y se puso de pie, corrió por el pasillo, y las lágrimas salían de sus ojos, llegó a la sala y lanzó una veloz mirada al fondo del pasillo y entonces lo vio claramente, era un ser que vestía un traje elegante, poseía largas piernas, y sus brazos parecían huesos, fríos, filosos, solo se mantuvo ahí, podría jurar que la miraba, entonces levantó un dedo y la señaló, la chica gritó y corrió por la sala, saltó hacía fuera y huyó de la casa. Saltó de nuevo la reja con torpeza y tomó su mochila, las lágrimas brotaban de sus ojos, el cuerpo le pesaba como plomo, no podía sacar ese rostro ausente de cualquier rasgo humano de su mente, y tampoco iba a poder sacar a aquel hombre delgado, pero, esto era algo que ella aún no sabía.

martes, 4 de diciembre de 2012

Gatos

Yo pienso, que quizás el pensar mucho, hace a un gato perezoso, pero, ¿Que más da?, tiene siete vidas para meditarlo.

Prosa II: Arreglos.

El resto de mi vida se concentra en momentos que no entiendo, sin más vago solo, bebo café solo, ansío compañía pero es un secreto, todo solo.
Caminamos pensando siempre a futuro, no dormimos porque nos preocupa nuestro mundo, estoy bien, luego mal, bien, mal, y al final... Bien mal.
Me conozco, pero no tanto como a ti, ese es mi error.
Te pienso, como un mañana, un etcétera, los nervios del primer día, los animales aplastados en una carretera.
Ámame, dijo el frío al calor, el armario se volvió loco...
Para los demás siempre estoy bien, es que es mi misiva, que no se metan.
Tengo nauseas, te extraño, quiero verte... Te odio.

martes, 27 de noviembre de 2012

Poema personal I: La flor.

Me pierden los ojos grandes, como los tuyos, 
me pierden los pétalos con olor a piel, 
mi cuello es pared, tu boca son murmullos,
romper tus labios a mordidas, beber de tu miel.

Me duele cuando callas, porque la piedra es dura
parpadeas mirando al vacío, ipso facto de ser puro 
soy quien corre a tu ventana por las noches de bruma
soy quien se encierra en tus costillas para sentirse seguro

Entonces tu silueta corre en mi habitación, de noche
tus huellas en las arenas de mis pensamientos mas profundos 
tus caderas a manera de cosmos, de luces de coche
la lava de tus ojos quiere fundirnos.

Y te extraño, me haces falta cada segundo
todo lo que digo cuando no estas, es lo que me hace estar mudo
ven, rescatame de estas ansias de verte, de desesperación en estado puro
déjame cortarme con tu cristal, porque para mi, eres el ser mas perfecto del mundo.

Prosa 1: Borrascas.

Me arrebataste cada uno de los sueños por los que luchaba y los volviste pesadillas,
pero no te odio, no ¿A que entonces dedico mis injurias?, a tu marcada estupidez,
mujer, hiciste de la marcada linea de un caballero, una difusa forma en el horizonte más borrascoso,
llueve, "Esta bien" pienso, más que nada al mirar lo que he perdido, no mirar lo que he ganado,
bestia ignorante soy, gente que se llevo mis horas valiosas, y al final dejaron nada,
gente que se llevaron mis abrazos, y al final dejaron nada,
gente que supo que necesitaba palabras, y me dieron la espalda,
pero, "Esta bien" pienso, es que es mecánica ser tan perplejo,
es mecánica ser esclavo de la cabeza baja al tomar el metro,
todos vagan vacíos, sin ilusiones, mirando el dobladillo de sus pantalones,
a mi no me absorbió el tiempo en su bóveda de rutinas,
yo no quiero ser esclavo de medicinas,
quiten los dulces a las piñatas, metan aspirinas,
que el hombre esta matando la infancia con tecnología,
los niños ya no juegan a ser niños, ya no saben que es la melancolía.

Yo quiero bailar, quiero pintar, fotografiar, no estudiar, no levanto mi culo todas las mañanas
para escuchar cosas que no me sirven para nada, estoy indignado, no me alcanzas la infamias
yo quiero música en los salones, libros de Wilde, menos puño y letra hipócritas, que forzas
más fabulas de Esopo, y versos de Lorca, me siento muerto porque me mata lo que veo,
y si cierro los ojos, me caigo, es obvio, aún así no me creo todo lo que ellos.

Supe entonces reflexionar mis virtudes, mis vicios, mis ganas de vivir, de sufrir
de caer, de soñar, mis maleficios, soy humano, pero soy mas animal,
mujer mía de mil sueños, noches, te extraño cuando no estas,
doy vueltas en mi cama, buscándote entre mis sabanas
pido amor,y nada mas, en este mundo de oscuras gamas,
me siento tan vació y solo cuando a mi lado pasan millones
tan poca vida, para tantas miles de canciones,
lloro, porque solo así me siento vivo, poesía es muerte,
porque yo de la vida, siempre he huido, como de mi buena suerte.

lunes, 26 de noviembre de 2012

Hoja depresiva I

Todos tenemos cosas que contar, incluso si son penas, monedas o deudas
Quiero ahogarme en mis propios temores, que mis pulmones se colmen de agua de pantano y exploten.
Nadie sabe lo que tiene hasta que lo asesinan frente a sus ojos, la niña es frágil y puta, frágil y puta.
Yo bien, bien, gracias, bien, abuso, de, las, comas.
Esto no va a ninguna parte, en parte porque nunca fue parte de ninguna parte.
Me siento vacío, pero estoy lleno de órganos.
Me siento cansado, pero estoy despertando.
Me siento muerto, pero estoy vivo.
Amor, corazón, cielo mío, has hecho de mi vida un infierno, pero aún te quiero.
Anda, cuéntale a tus amigos que tienes una araña de mascota, anda, vive rápido, quiero ver que te mueras.
Se suicidó en la regadera, vaya manera más >>Fresca<<
Llenando de dudas los espacios vacíos, me quedo con respuestas, formulo preguntas, no encuentro como unir, me pierdo, me corto, me siento pálido.
Nadie sabe como te sientes, a nadie le interesa si escribes, siéntate, atiende y cumple, véndele tu alma al diablo, a tu escuela.
¿Desde cuándo existen maestros que no sean libros? ¡Quemen vivos a esos seres! ¡Como brujas en el bosque!
¿Te callas? No me dejas oír mis pensamientos.
¿Te callas? Es que no entiendo que me dice el silencio.
Ruido blanco, para escribir sobre el.
Voy a paseas mi dedo en tu espalda, en círculos como una púa reproduciendo un vinilo, gira, gira, gira, todo es parte de lo los genes del lamento, gira, el tiempo, es tiempo, tu, eres aire vacío, contra una ventana rota.
Escribo porque sino me muero, y sólo porque amo escribir, sigo vivo.

Viaje.

Aquel día me di un trip, me vi a mi mismo, tal como soy, desde entonces me tengo miedo.

domingo, 25 de noviembre de 2012

La ramera.

Era tan bonita que parecía delito, de piel quemada como un cigarro en invierno.
De ojos grandes y oscuros como la incertidumbre, de labios rojos como la lumbre.
Se movía de una manera en que los polos ardían, parpadeaba incitando a las anarquías, vestía invitando al delito, cara de niña, alma de puta, y así por el estilo.

Oh, pero así vivíamos por eso lares, ella soportando regalos y piropos vulgares, entonces ¿Quien era la víctima en esa noche en la que ella movía las caderas? Sacando dinero, pertenencias.
Triste su vida, maldita por la belleza. Su melena morena, lágrimas y su torpeza.
Que los caballeros la seguían de aquí y allá, mirándole los lunares, las nalgas, y sus pies de un atractivo mortal.

Fingiendo amor por dinero, vivía de mentiras, siete noches en camas distintas, una sola noche siendo la mujer de Matías, otra la de Elías, ni que decir de Jeremías, oh, pero es que compartían el oro el tesoro, una mujer con cuerpo de manantial y alma de lodo.

Pero, como todo, la musa tuvo que encontrar, un filo más grande que el de ella, un filo que la terminaría por rebanar,
El caballero que no soporto sus mentiras, sus hombres, sus manías, le abrió el estómago en ese cuarto de hotel, le metió dos balas en la cabeza y desde el octavo piso lanzo el cadáver.

A nadie le importó esa puta muerta, fue una hoja de periódico y nada más, en su huerto de pecados cosechados aún quedan por germinar, ella, y ese fruto en su vientre, que nadie sospechó, jamás el sol pudieron mirar.

jueves, 22 de noviembre de 2012

La Casa de los Abuelos.






La casa de los abuelos canta una canción sobre soledad, la paredes son viejas, risas rezagadas de una pareja que ya no está.
Estuvieron solos, casi una eternidad, era amor en tiempos de lluvia, amor como un huracán.
La silla de la abuela ya no se balancea, la bufanda no se terminó de tejer
El gato lloró muchas noches, ya no se le ha vuelto a ver.

La casa de los abuelos canta una canción sobre fidelidad, las paredes son frías, cuadros se llenan de polvo, nadie los mira ya.
Sus hijos fueron ajenos a sus últimos días en la vida, las consciencias no los dejan tranquilos, los torturan, arrepentimiento es la misiva.
¡Oh, pero que triste el jardín que jamás se volvió a regar! ¡La abuela ya no regala dulces a los niños que pasan por allá! ¡La abuela de mirada dulce ya no esta!
¡Oh pero que triste el gato que llorando se marchó! ¡El abuelo ya nunca croquetas con forma de pez le dio! ¡El abuelo de mirada solemne se marchó!

La casa de los abuelos canta una canción sobre nostalgia, los vecinos que los miraban en las tardes sentados en la puerta, los extrañan.
Ya no hay a quien ayudar, los ojos de la abuela ya no encierran autos en su neblina ocular, y es que olvidamos cuanto valen estos dulces seres, que piensan en los tiempos donde fueron verdes, que tienen historias tejidas por reyes.
Entonces te sientas y contemplas a tu viejecita, tu que algún día la vas a llorar, dicen que los muertos son más miserables cuando sus tumbas vacías están. ¡No te vayas abuela! ¿Quien me hará café? ¿Quien sobara mi panza, cuando el dolor nadie lo pare?
Se que pronto te vas, esas canas grises me lo cuentan, prometo que tu casa, y la de mi gran abuelo, siempre cantarán canciones de belleza y serán mi consuelo.

domingo, 11 de noviembre de 2012

Atardecer.






Te escribo versos en la esquinas de las hojas de los libros que leo, que pauso
Voy a ser el color que quieras, en el matiz que elijas

Quiero que me fumes, para envolver tu cabello con mi humo
Se dé saciedad, y contigo lo olvido
Aquella guitarra que gritaba en psicodelia
Aquel tenor, que rompió en miles de trozos nuestra miseria

Se qué vamos a volar alto, sin necesidad de alas
Tus pechos llegan al cielo, bajan al infierno mientras inhalas y exhalas
Voy a ponerle espuma a tus olas
Como un hombre lobo en lunas rojas
Me viste, me evadiste
Te vi irte, fingiré entonces no estar triste

Como un cristal en el miras por la niebla
Como un silencio gritando entre colores y paisajes de acuarela
Hoy me siento como un niño en tus piernas,
Cuentos nuevos, viejos, indescifrables, vagos, hartos los que quieras

No soy consiente de mis acciones en el pabellón de tus deseos
Navego como un barco de papel en tus rizos enojados
¡Poseidón ataca! ¡Me cuelgo de tu cabellera!

Dulce miseria de labios, traicionera
Entonces cae la tarde, tan naranja y cítrica
Ilumina mis bolígrafos para decirte que es cuando para que tus auras me dominen
Cruzamos un par de palabras que nos crucifiquen

Mis besos me ruegan que te suplique
El sol quemando la roca más dura
Mientras el pasto se quema, las nubes pasean distantes
Las ramas se secan despavoridas
Entonces corro, porque el tren sale ya de esa estación que en llamas arde.

Sol.








Hoy fui noche, a veces corro tras ti como un río
Quiero besar tus pies, que el alba nos despierte Eres el laurel de un mártir
El calor en el Artico

Cuando me llamas estoy ahí
Cuando me vientos soy de ti
Cuando me aguas vibro
Cuando me tierras me hundo

Tire té a la taza de tus ojos
Fotografié tus astros
Reviví en cada una de tus muertes
Oh mujer, eres una bendición en era moderna, mecánica

Pero no siento más de lo que no cuento
No puedo tener calor si soy como el ruido del viento
Sonidos electrónicos a tus arterias
Voy a devorar tus dulces medias

Subimos arrastrados al Olimpo
Somos vómito de dioses
Toma mi mano y se ácido
No hay tercera manija
Tu campo cósmico de flores
Hoy no me siento poeta, mejor ayer
Jale tu listón entre mis engranes

Vasos sanguíneos evaporados
Por noches de desvelos prolongados
Te acuso de brujería, de magia
Te acuso de ser quien yo solía
Un barco de papel navega en tus pupilas
Me quemas tanto, o sol, o amada mía.

viernes, 9 de noviembre de 2012

Punto.









Hoy me conocí a mi mismo, fui testigo de mi nacimiento
sentí el dolor, los gritos, el sufrimiento
fui blanco de mi miedo, fui una apertura en el tiempo
me vi, me sentí, desde eso, ya no me miento
el cristal no me cortaba, la arena era mi alimento
volé tan alto, tan bajo, fui un rayo, un estruendo.

Tengo miedo, tengo temor, no de dios, del hombre, un horror
guarda silencio, el sol es un arco-iris, la tierra se abre como un temblor
entonces hay música, hay sonidos, hay silencios, hay terror
bailamos como esqueletos en un cementerio bajo un tenor.

Digan, hablen, los árboles se ríen
la fuerza del universo, tus ojos se fríen
ya no siento el respirar, todo son escalofríos que nos unen
haré de esta noche un alba, que tus células se conmocionen
vas a llorar de alegría, hasta que sus mejillas se erosionen .

Las letras bailan mientras escribo ¿A donde van?
los tiempos son cómplices de los colores que se elevan
¿Que sabes tu? ¿Que se yo? Ellos nos esperan
No esta mal ser viento... no esta mal ser viento.

Extraña mezcla entre fantasma y recuerdo.





Hoy es una de esas tardes que no espero
No es que no tiemble, es que soy epicentro
fuiste como un rayo de sol frente al río
fuiste como un  signo perdido en un libro
ya no se puede volver a volver
ya no se puede volver a mentir si esta el sentir
de mi desgracia hazte cargo
tengo muchas grapas en mi corazón destrozado.

Hoy, ella llora, y yo soy feliz
hoy ella sufre, y sus besos me saben a anís
el frío del ambiente lo refleja mi nariz
devora lo que quede del tiempo, lo que quede de mi
pero llora, llora, llora como nunca lo has hecho
llora como puta, como princesa, como si nunca lo hubieses hecho.

Se mis píldoras, se mi enfermedad
se mi muerte, se mi nacimiento
se una bala sin piedad
hoy me ahogo en líquidos oscuros
la confianza entre tu y yo, y otros mitos
el paisaje de tu cuerpo, leche, pastel y maíz
tus rebana mi cuerpo cual métrica de García Lorca.
¡Corta mis venas desde la raíz!

Quizás mañana te recuerde, pero hoy te olvido
tantos poemas, pétalos, pociones, tantos gritos
vivo ya en una fosa entre tus penas
que el oxígeno te falte, que la comida te sepa a gangrena
ya no me interesa si vives, mueres, si comes o bebes
he cortado todos nuestros lazos, todas nuestras redes
has caído en mi pasado, y de mi depende que ahí te quedes.

lunes, 24 de septiembre de 2012

AMBUSCADE








1-          Ambuscade.
     “Sweet dreams are made of these
      Who am I to disagree?
      Travel the world and the seven seas
      Everybody's looking for something” Marilyn Manson.

Caía una tarde de invierno cuando, en el sendero de un frio bosque, cuatro chicas permanecían sentadas sobre las hojas secas y muertas de un árbol, hablando en voz baja, pero rápida, una de ellas parecía ser la líder ya que a diferencia de las demás, solo permanecía escuchando lo que decían le chicas entre risas y tonos auditivamente emocionados. La chica era de piel blanca y cara pecosa, su cabello castaño permanecía amarrado en una cola que asomaba bajo su gorro gris, la malicia era una chispa que brillaba en sus ojos azulados.
-Una por una- exclamo algo cansada.
Las chicas pararon, obedientes, se miraron entre ellas después de unos segundos una chica que portaba gafas dijo con la mirada baja y mientras jugaba nerviosamente con los dedos:
-No se, Andrea, Verónica no hizo nada-
La chica de ojos azulados hizo una cara de sorpresa y pregunto con voz burlona:
-¿Eso que escucho es compasión por la antisocial? ¡Chicas Amelia tiene compasión por ella!
Todas las chicas rieron burlándose, y Amelia se acomodó las gafas avergonzada para decir con voz aun más temblorosa:
-No es eso Andrea, es solo que realmente no hizo nada malo-
Andrea se puso de pie, se sacudió las hojas del abrigo, y bajo la mirada de todas las chicas y se acercó a Amelia para golpearla en la cara, las gafas de Amelia cayeron a un lado, y esta roja de vergüenza solo pudo decir:
-Lo siento-
Andrea levanto la cara y las miro a todas amenazantemente, se aclaró la garganta y comenzó:
-Cuando iniciamos este grupo, todas pactamos que yo seria la líder, y que mis decisiones no serian puestas en juicio, ustedes no son nada, ni nadie para cuestionarme, son feas, gordas, nadie se fijaba en ustedes hasta que yo las acepte como amigas, ¿A quien se lo deben todo?
-A ti, Andrea- dijeron las chicas al unísono, dejando en claro que era algo habitual.
Andrea sonrió satisfecha, después miro con ira a Amelia.
-Esta es la última vez que acepto que me cuestiones estúpida- dijo mirándola -¿Esta claro?
Amelia bajo la mirada y respondió.
-Si Andrea, no pasara de nuevo-
Andrea continúo agitando la cabeza de manera arrogante.
-Verónica es un fastidio, ¿Se han fijado como la ve John? ¿Qué hay de atractivo en una puta que la mitad del día esta callada y la otra mitad esta en casa encerrada?, Yo no permitiré que nada, ni nadie se meta entre John y yo, y no me interesa que Verónica no haya hecho nada aun, el propósito en que ni lo intente. Por eso, vamos a dejarle unas marcas como advertencia.
-Vamos a romperle esa cara de mustia- exclamo emocionada una chica pelirroja, y las expresiones de emoción de las otras chicas le sucedieron.
-Exacto Rose- le respondió Andrea sonriendo –Cuando Verónica pase por este lugar saldremos y la golpearemos hasta que no se pueda parar.
-Seguro no regresa a la escuela- dijo entre risas la cuarta y última chica, de cabellos morenos y tez tostada. Se llamaba Mary.
-Ese es el propósito- le respondió Andrea con una sonrisa de malicia e ira inexplicable en el rostro.
Las hojas crujieron a los lejos. Alguien venia.
Las chicas se tiraron al suelo, Andrea bajo aun mas la voz, se acercaron arrastrándose silenciosamente oyendo las instrucciones.
Mirando alzando las cabezas, y entonces a lo lejos una chica de piel pálida, cabello lacio y negro bajaba con la mirada perdida y audífonos en los oídos, vestía un abrigo de piel oscuro y una falda de cuadros con mallas negras y botas cafés, con la mochila morada escolar al hombro. Iba moviendo los labios, parecía que cantaba, ignorando por completo lo que le esperaba. Chasqueaba los dedos de la mano, al ritmo de la música, sus uñas iban con esmalte morado oscuro.
-¡Es ella!- exclamo Mary, en un susurro excitado.
Andrea movió la cabeza afirmativamente, y la sonrisa de malicia se hizo aun mayor.
Verónica caminaba siempre por ese sendero, ya que su casa estaba a las afueras del pueblo, y tomaba ese atajo para llegar mas rápido, Andrea la había seguido un día antes sin que ella se diese cuenta, y ahora, ahí estaba con sus perras, esperando para atacar cobardemente, cuando Verónica estuviese cerca del árbol.
Iba cantando, con paso lento, sus ojos marrones iban perdidos en los arboles fríos y solitarios, el clima era frio y gris, como una lapida de cementerio, y ella era el epitafio que agregaba hermosura poética a tanta muerte.
Entonces al pasar por el  árbol del sendero, cuatro chicas salieron de la nada, eran Las Perras, como les llamaban los chicos de la escuela, y supo que no estaban ahí para recoger bellotas con ella, asustada se quito los audífonos, y la música de Joy Division se vio eclipsada por aquel momento de miedo y tensión.
-Hola Verónica- saludo burlonamente Andrea  y avanzo lentamente, mirándola burlonamente, mientras Rose le seguía el paso, solo unos centímetros detrás de ella, también la miraba anunciando lo que venia.
Verónica intento retroceder pero dos chicas ya estaban detrás de ella. Amelia y Mary.
-No vas a ninguna parte- dijo Mary mirándola con desagrado, Amelia solo trago saliva.
Andrea y Rose rieron.
-¿Qué pasa?- pregunto Verónica mientras miraba nerviosamente a las chicas, que cada vez estaban ya cerca de ella.
Andrea se acercó, tomo su hombro, sonrió y tomo el audífono que colgaba.
-¿Qué escuchas pequeña Verónica?- dijo mientras lo ponía en su oído.
-Es… Joy Division- respondió ella, muy seria, pendiente de cualquier sonido, movimiento, alerta.
-Música enferma, para enfermos- dijo, y su sonrisa paso a una mueca, se quito el audífono y dijo -¿Te gusta el dolor Verónica?
Ella la miro fijamente, nadie se metía con su música, ni con ella, entonces, sonriendo desganadamente respondió:
-Un poco ¿Tienen una dosis?-
-Te vamos a dar un poco- dijo Andrea sorprendida pero aun amenazante. y la empujo.
Verónica retrocedió del empujón y por el peso de la mochila cayo al suelo de espaldas, Andrea corrió hacia ella y se monto, la tomo del cara y le azoto la nuca contra las frías hojas, entre las cuales habían rocas y pedazos de maderas, Verónica dio un alarido de dolor, e intento sacársela de encima, golpeando y rasguñando a Andrea, que comenzó a ceder,  las demás chicas reían mientras gritaban insultos; En el bosque nadie podía oír sus gritos. Andrea golpeaba sin tregua, pero Verónica luchaba ferozmente para derribarla de encima, llevaba desventaja solo por el hecho de estar en el suelo, las demás chicas corrieron y comenzaron a patearla por donde podían, solo Amelia se quedo paralizada observando como Verónica era golpeada, Rose tomo la mochila de la chica, arrancándola con brusquedad de ella, pateo su espalda, la abrió y vacío su contenido por el suelo del bosque, pateo los libros, tomo los lápices y los partió por la mitad, Verónica solo podía cubrirse y gemir de dolor, una patada de bota le dio exactamente en la boca, sus labios se partieron y la sangre baño las hojas secas, la voz de Ian Curtis seguía sonando, pero nadie lo escuchaba, así como nadie escuchaba aquella atrocidad.
-Ya basta- dijo Andrea mientras se ponía de pie y observaba a Verónica sangrante en el suelo, se llevo la mano a la cara y sintió que llevaba marcas de uña y unos moratones en las mejillas –Creo que con esto le bastara, no te acerques a John -pateo furiosa el estomago de la chica.
-Toma eso puta- le dijo Mary, se acercó y escupió a Verónica que apenas podía moverse, he intentaba tomar aire de nuevo. Rose pateo uno de sus puños, y levanto los puños como señalando victoria.
Las perras se pusieron de pie, Amelia permanecía a un lado, jugando con sus dedos de manera nerviosa mientras contemplaba a Verónica en el suelo, Andrea deparo de ello. Sonrió maliciosamente.
-Eh, Ame, ¿Aun entrenas futbol no?- dijo acercándose a ella.
Amelia asintió nerviosa.
-Bien- continúo Andrea –No le pusiste ni una mano encima, maldita cobarde de mierda, solo por eso, tendrás que darle el tiro de gracia.
-¿Tiro de gracia?- pregunto Amelia mirando con miedo a Andrea.
-Si ¡Chicas! Pongan de rodillas a esa puta- dijo Andrea apuntando a Verónica, Mary y Rose la tomaron de los brazos y con cierto esfuerzo la pusieron de rodillas sosteniéndola, puesto que Verónica estaba completamente inútil como para sostenerse por si sola. Solo sentía el odio en ella, las ganas de tomar una roca y romper los dientes y cráneos de Las Perras, pero no podía moverse, sentía el cuerpo dormido, inútil, pero el odio latente, furioso, posible de todo.
-Quiero que la patees directamente en la nuca, quiero dejarla aquí, tirada sin moverse, para que la encuentre algún vago, le gustara la carne joven- comenzó a reír seguida por Mary y Rose.
Ame miro de un lado a otro, sabia que no podía hacer algo así, Verónica no les había hecho nada, ella no tenia la culpa que a John le resultara atractiva, ella podía ser lo callada que quisiera, ellas no tenia que hacer eso, no tenían por qué, pero por otro lado, si se negaba la golpeada ahora podría ser ella, Andrea la hizo bonita, le consiguió chicos, si se negaba la sacarían del grupo… Temía mas a Andrea que a su conciencia, estaba adiestrada, no podía huir de ella.
-¡Hazlo!- el grito de Andrea la saco de concentración, trago saliva y teniendo la sensación de que se arrepentiría profundamente de lo que estaba por hacer, corrió para patear a Verónica justo en la nuca, con el empeine, esta cayó de frente entre las rizas de las chicas, y perdió la razón, para caer en las garras de la oscuridad.
Las chicas tomaron sus cosas rápidamente y se retiraron corriendo dejando a Verónica ahí, Amelia la miro llena de angustia, y corrió detrás de ellas, para no quedarse sola, mientras la música de JoyDivision seguía saliendo los audífonos, cantándole a la inconciencia, acababan de firmar un contrato que les garantizaba dolor y sufrimiento, acababan de derramar un vaso de odio y rencor, habían jodido a la chica equivocada.  

jueves, 20 de septiembre de 2012

Adelanto de Verónica.









1-          Ambuscade.
     “Sweet dreams are made of these
      Who am I to disagree?
      Travel the world and the seven seas
      Everybody's looking for something” Marilyn Manson.

Caía una tarde de invierno cuando, en el sendero de un frio bosque, cuatro chicas permanecían sentadas sobre las hojas secas y muertas de un árbol, hablando en voz baja, pero rápida, una de ellas parecía ser la líder ya que a diferencia de las demás, solo permanecía escuchando lo que decían las chicas entre risas y tonos auditivamente emocionados. La chica era de piel blanca y cara pecosa, su cabello castaño permanecía amarrado en una cola que asomaba bajo su gorro gris, la malicia era una chispa que brillaba en sus ojos azulados.
-Una por una- exclamo algo cansada.
Las chicas pararon, obedientes, se miraron entre ellas después de unos segundos una chica que portaba gafas dijo con la mirada baja y mientras jugaba nerviosamente con los dedos:
-No se, Andrea, Verónica no hizo nada-
La chica de ojos azulados hizo una cara de sorpresa y pregunto con voz burlona:
-¿Eso que escucho es compasión por la antisocial? ¡Chicas Amelia tiene compasión por ella!
Todas las chicas rieron burlándose, y Amelia se acomodó las gafas avergonzada para decir con voz aun más temblorosa:
-No es eso Andrea, es solo que realmente no hizo nada malo-
Andrea se puso de pie, se sacudió las hojas del abrigo, y bajo la mirada de todas las chicas y se acercó a Amelia para golpearla en la cara, las gafas de Amelia cayeron a un lado, y esta roja de vergüenza solo pudo decir:
-Lo siento-
Andrea levanto la cara y las miro a todas amenazantemente, se aclaró la garganta y comenzó:
-Cuando iniciamos este grupo, todas pactamos que yo seria la líder, y que mis decisiones no serian puestas en juicio, ustedes no son nada, ni nadie para cuestionarme, son feas, gordas, nadie se fijaba en ustedes hasta que yo las acepte como amigas, ¿A quien se lo deben todo?
-A ti, Andrea- dijeron las chicas al unísono, dejando en claro que era algo habitual.
Andrea sonrió satisfecha, después miro con ira a Amelia.
-Esta es la última vez que acepto que me cuestiones estúpida- dijo mirándola -¿Esta claro?
Amelia bajo la mirada y respondió.
-Si Andrea, no pasara de nuevo-
Andrea continúo agitando la cabeza de manera arrogante.
-Verónica es un fastidio, ¿Se han fijado como la ve John? ¿Qué hay de atractivo en una puta que la mitad del día esta callada y la otra mitad esta en casa encerrada?, Yo no permitiré que nada, ni nadie se meta entre John y yo, y no me interesa que Verónica no haya hecho nada aun, el propósito en que ni lo intente. Por eso, vamos a dejarle unas marcas como advertencia.
-Vamos a romperle esa cara de mustia- exclamo emocionada una chica pelirroja, y las expresiones de emoción de las otras chicas le sucedieron.
-Exacto Rose- le respondió Andrea sonriendo –Cuando Verónica pase por este lugar saldremos y la golpearemos hasta que no se pueda parar.
-Seguro no regresa a la escuela- dijo entre risas la cuarta y última chica, de cabellos morenos y tez tostada. Se llamaba Mary.
-Ese es el propósito- le respondió Andrea con una sonrisa de malicia e ira inexplicable en el rostro.
Las hojas crujieron a los lejos. Alguien venia.
Las chicas se tiraron al suelo, Andrea bajo aun mas la voz, se acercaron arrastrándose silenciosamente oyendo las instrucciones.
Mirando alzando las cabezas, y entonces a lo lejos una chica de piel pálida, cabello lacio y negro bajaba con la mirada perdida y audífonos en los oídos, vestía un abrigo de piel oscuro y una falda de cuadros con mallas negras y botas cafés, con la mochila morada escolar al hombro. Iba moviendo los labios, parecía que cantaba, ignorando por completo lo que le esperaba. Chasqueaba los dedos de la mano, al ritmo de la música, sus uñas iban con esmalte morado oscuro.
-¡Es ella!- exclamo Mary, en un susurro excitado.
Andrea movió la cabeza afirmativamente, y la sonrisa de malicia se hizo aun mayor.
Verónica caminaba siempre por ese sendero, ya que su casa estaba a las afueras del pueblo, y tomaba ese atajo para llegar mas rápido, Andrea la había seguido un día antes sin que ella se diese cuenta, y ahora, ahí estaba con sus perras, esperando para atacar cobardemente, cuando Verónica estuviese cerca del árbol.
Iba cantando, con paso lento, sus ojos marrones iban perdidos en los arboles fríos y solitarios, el clima era frio y gris, como una lapida de cementerio, y ella era el epitafio que agregaba hermosura poética a tanta muerte.
Entonces al pasar por el  árbol del sendero, cuatro chicas salieron de la nada, eran Las Perras, como les llamaban los chicos de la escuela, y supo que no estaban ahí para recoger bellotas con ella, asustada se quito los audífonos, y la música de Joy Division se vio eclipsada por aquel momento de miedo y tensión.
-Hola Verónica- saludo Andrea  y avanzo lentamente, mirándola burlonamente, mientras Rose le seguía el paso, solo unos centímetros detrás de ella, también la miraba anunciando lo que venia.
Verónica intento retroceder pero dos chicas ya estaban detrás de ella. Amelia y Mary.
-No vas a ninguna parte- dijo Mary mirándola con desagrado, Amelia solo trago saliva.
Andrea y Rose rieron.
-¿Qué pasa?- pregunto Verónica mientras miraba nerviosamente a las chicas, que cada vez estaban ya cerca de ella.
Andrea se acercó, tomo su hombro, sonrió y tomo el audífono que colgaba.
-¿Qué escuchas pequeña Verónica?- dijo mientras lo ponía en su oído.
-Es… Joy Division- respondió ella, muy seria, pendiente de cualquier sonido, movimiento, alerta.
-Música enferma, para enfermos- dijo, y su sonrisa paso a una mueca, se quito el audífono y dijo -¿Te gusta el dolor Verónica?
Ella la miro fijamente, nadie se metía con su música, ni con ella, entonces, sonriendo desganadamente respondió:
-Un poco ¿Tienen una dosis?-
-Te vamos a dar un poco- dijo Andrea sorprendida pero aun amenazante. y la empujo.
Verónica retrocedió del empujón y por el peso de la mochila cayo al suelo de espaldas, Andrea corrió hacia ella y se monto, la tomo de la cara y le azoto la nuca contra las frías hojas, entre las cuales habían rocas y pedazos de madera, Verónica dio un alarido de dolor, e intento sacársela de encima, golpeando y rasguñando a Andrea, que comenzó a ceder,  las demás chicas reían mientras gritaban insultos; En el bosque nadie podía oír sus gritos. Andrea golpeaba sin tregua, pero Verónica luchaba ferozmente para derribarla de encima, llevaba desventaja solo por el hecho de estar en el suelo, las demás chicas corrieron y comenzaron a patearla por donde podían, solo Amelia se quedo paralizada observando como Verónica era golpeada, Rose tomo la mochila de la chica, arrancándola con brusquedad de ella, pateo su espalda, la abrió y vacío su contenido por el suelo del bosque, pateo los libros, tomo los lápices y los partió por la mitad, Verónica solo podía cubrirse y gemir de dolor, una patada de bota le dio exactamente en la boca, sus labios se partieron y la sangre baño las hojas secas, la voz de Ian Curtis seguía sonando, pero nadie lo escuchaba, así como nadie escuchaba aquella atrocidad...





El escrito entero, estará disponible en octubre 31.

lunes, 17 de septiembre de 2012

¿Que esta pasando con Verónica? O mejor aun ¿Que chingados es Verónica?

En la entrada anterior, hablaba sobre "¿Quien le puso la M a macabro?" un libro que se desecho por el hecho de que Verónica (la novela que esta ahora en proceso) es una idea aun mas grande y estructurada. El libro, o pseudo-libro (le digo asi porque ignoro como escribir un buen libro) estará listo tentativamente el 31 de octubre, con motivo de Halloween. No podría establecer un genero para verónica. Pero creo, que el horror y la locura son temas importantes, asi como la fantasía y la búsqueda eterna de sentirse bien.
Sinopsis:

Verónica tiene diecisiete años, y odia a la gente. Desde la muerte de su madre, su vida se volvió un caos, su padre alcohólico la ignora completamente, y la sociedad la hace a un lado por ser distinta. Esto genera una gran ira y odio que la chica guarda muchos años en su interior. Después de ser salvajemente golpeada por un grupo de chicas, Verónica es abandonada inconsciente en el bosque, para ser rescatada por un conejo parlante, al que la chica nombra Cave, este ofrece a Verónica, ayuda para vengarse de toda esa gente que la daña, y ha dañado, Verónica ve la oportunidad perfecta para sembrar el horror en el pueblo, y comienza una unión oscura con Cave, que realmente es un espectro del bosque y puede tomar la forma de una bestia oscura, es cuando John, un chico que siempre ha querido a Verónica en secreto intenta de todas maneras frenar la masacre, Verónica comienza a desarrollar sentimientos de amor por el chico, pero también el odio en su interior lucha por llevar a cabo la misión final, asesinar a la escuela entera en el baile de Halloween, Cave no permitirá que nadie se meta en sus planes, y Verónica comenzara a caer en una
espiral de odio, amor, y contradicción.
¿Será mas grande la sed de sangre y venganza que yace en Verónica y que Cave alimenta? O ¿Será mas fuerte ese rayo de amor y esperanza que lucha por iluminar las tinieblas?

Podrán descargar gratis y directamente desde mediafire el 31 de octubre.

sábado, 8 de septiembre de 2012

El arquitecto.

Que los meses que no han llegado son un libro de suspenso, que el tiempo expresa con errores su descontento.
Narro con voz dulce los epitafios de las mañanas, que con cafeína resultaron menos cotidianas.
Soy arquitecto de nubes de humo, soy arquitecto de todo lo que sumo.
No es la tristeza mas que un manjar del solitario, que encuentra entre las páginas de un libro una presa, es el lector un cazador entre la maleza. Es la duda la puta que no puedes pagar, la mas cotizada del bar.
Soy arquitecto de nubes de humo, soy arquitecto de todo lo que sumo.
Que el mar es complejo de la luna, que tus pechos se ven mejor entre el agua de una laguna. Mi lengua en un cincel de tu boca, el silencio tan mordaz que nos provoca.
Soy arquitecto de nubes de humo, soy arquitecto de todo lo que sumo.
Me pongo como trovador de desdichas dueño y esclavo de dagas clavadas en damas aladas postradas en fachadas derrumbadas por malsanas ensaladas de espadas incrustadas en planas de palabras inundadas de nadas. Puse flores en tu tumba, bacterias en tu boca, huellas en tu piel, la L en loca, el mañana en un ayer.
Soy arquitecto de nubes de humo, soy arquitecto de todo lo que sumo.
Soy triste. Soy gris. Soy cielo. Soy anís. Soy aire. Soy silencio. Soy gemidos. Soy descontento. Soy marzo. Soy abril. Soy tierra. Soy cuarzo. Soy tuyo. Soy mío. Soy ajeno. Soy frío. Soy tiempo. Soy arena. Soy oro. Soy abatimiento. Soy capa. Soy espada. Y al final del día no soy nada.
Soy arquitecto de lo que sumo, soy arquitecto de todas las nubes de humo.
Si estoy solo, esta bien lo escribo menos desdicha en todo lo que vivo, no comparto tristeza con quien no la merece, no sonrió porque me cueste, no sonrió porque el mundo es peste.
Soy un esqueleto de todo lo que soñé un pozo sin fondo de cada ilusión que abandone. Me quemo entre las llamas de un infierno personal, es la esquizofrenia de una mezcla de alegría y tristeza cuando no estas.
Soy arquitecto de nubes de humo, soy arquitecto de todo lo que sumo.
¡Grite del viento un silencio de panteón! Cuelgo como trofeo muchas cabezas de cantautor. Un "estoy bien" en mi desecho balcón, un "no pasa nada" colgado en la atmósfera de las garras de un halcón. Romper tus huesos en cada abrazo para que no escapes. Haz tus maletas y dile a tus padres que es mejor irte antes de que los mates.
Soy arquitecto de nubes de humo, soy arquitecto de todo lo que sumo.

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Amy. (Parte II de II)










La visita.


El resto de la semana me la pase sumido en mis pensamientos. Paranoias y fantasmas que inyectaban ideas cada vez mas horrendas sobre lo que podría estar pasando con la dulce Amy.
El mundo parecía tan ajeno a los males que oprimían mi corazón, el mundo era egoísta, el mundo mataba a los romances, cualquiera diría que un chico de mi edad no podía amar, no podía tomarse algo enserio, pero, yo sabia que amaba a Amy, sabia que debía ayudarla, sabia que no importaba nada mas que eso. Ni que el mundo ardiera.
Ella, por su parte, seguía tan seria, tan distante, tan fuera de si, hacia mucho que no veía su sonrisa, que no escuchaba ese respiro hondo que daba después de reír mucho tiempo, me estaba consumiendo con ella, no reía, no comía, no jugaba... El cuerpo estaba ahí, pero Amy no estaba en el. Esas marcas de golpes...
¿Quien sería capaz de hacerle daño a una chica tan frágil como ella? ¿Quien sería tan demoniaco como para arrancar de su rostro esa sonrisa salpicada de pecas y sustituirla por una mueca sería y gris?
Una tarde muy fría mientras The Beach Boys sonaban en la radio, permanecía sentado en la cocina terminando la tarea de aquel día, cuando el timbre de la casa sonó, mi madre estaba en el piso de arriba, así que me levanté y caminé arrastrando los pies, abrí con pereza y mi corazón dio un brinco de 360 grados. Ahí, en la marco de la puerta, mirándome con timidez, estaba Amy.
La miré perplejo unos segundos, y cuando el habla tocó mi cerebro de nuevo, solo pude decir:
-Amy.
Ella, levantó un poco la mirada y me dirigió una mueca, una mueca que murió en el camino para convertirse en una sonrisa.
-Hace frío- continúe -Pasa..
-No- respondió en un hilo -Sal.. Te necesito.
Sin pensarlo dos veces, le respondí:
-Dame un segundo, iré por mi abrigo.

Revelación.

Caminamos un poco por el pequeño centro del pueblo, mientras la tarde caía, y se iba quedando vacío, no decíamos nada, compartíamos un silencio sepulcral, pero tibio. Sus ojos despedían una tristeza tan oscura y melancólica, y sus labios, rojos por el frío estaban cerrados como la caja de Pandora, justo al llegar al final del centro, y a las afueras del bosque, tomo mi mano, y camino con rapidez tomando camino hacia el, minutos después nos internábamos y bajamos por un sendero, el frío se hizo mas intenso dentro del bosque, se detuvo, observo un poco, tomo mi mano y siguió guiándome, segundos después estábamos frente a un pequeño arrollo, un puente de madera estaba construido sobre el para poder cruzarlo sin esfuerzo. Era tan bonito.
Amy se detuvo, se sentó sobre un tronco caído, toco a su costado invitándome, avance tímido y me senté a su lado me observó, y dijo:
- No quiero demorar esto.
Mi corazón se congeló.
-¿Esto?...¿Que...quieres decir?
-John, te traje a mi lugar preferido para despedirme de ti.

El puente.

Nos miramos mientras el aire frío agitaba los sentimientos y las hojas de los árboles. Que observaban en silencio, cantando una melodía que hablaba de la despedida y la tristeza.
-No te vayas... Eres... Lo único que tengo...- dije mientas sentía como algo reptaba por mi garganta, algo horrendo algo que quería hacerme llorar en el suelo, abrazando a mis piernas.
Amy me miró con tristeza:
-Es lo que debo hacer pequeño, debo irme, pero quise verte antes, aunque doliera mas, no podía irme sin antes ver tus ojos, aunque estén mojados, perdoname, porque tu no mereces dolor, mereces lo que nunca te he dado, somos pequeños John, pero si algo he aprendido de los libros es que los sentimientos mas grandes pueden vivir en corazones pequeños, ¿Sabes que dice Óscar Wilde? "A veces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto, y de pronto toda nuestra vida se concentra en un solo instante" John, este es nuestro instante- acto seguido se recostó en mi y me abrazo fuertemente- No me sueltes...
La calidez de su cuerpo me inundo. El perfume de su pelo embriago cada célula que componía mi ser. La apreté hacia mi y bese su frente. Levanto la mirada y sus ojos se encontraron con los míos. Miro mis labios. Mire los suyos, sonrío, después de tanto tiempo pude verla hacerlo, un rayo de luz entre tanta oscuridad; Podía ver las lagrimas colgando en sus pestañas, las pecas de su nariz, acerque mi rostro al suyo, y segundos después nuestros labios se abrazaban en una suave y torpe danza.

Daño.

Fue el beso mas cálido de mi vida. El beso que robo mil noches. El beso que robo cada una de las fibras de mi corazón.
Al terminar de besarme, se acurrucó en mis brazos, y dijo:
-Me hicieron daño John, un daño con el que no puedo continuar aquí...
Estuve apunto de maldecir. De exigir respuestas. De prometer muerte para el agresor de mi pequeña muñeca de porcelana. Pero antes de todo, me observó con una sonrisa en el rostro y dijo:
-Nada de eso importa ya. Te dejo una parte de mi, mis labios, prometeme que seguirás siempre al frente, que no cederás ante nada- me abrazó con mas fuerza y repitió -Prometemelo.
-Amy, no te vayas, quien te haya hecho daño lo pagara. Lo encontraré, Y.. -Las lagrimas inundaron mis ojos -... Y pagará..
-Dejalo ya, eso no importa. No me siento bien para seguir aquí- apretó mis manos y recargó su cabeza en mi hombro - Uno debería estar siempre enamorado. Por eso jamás deberíamos casarnos- levantó la cabeza para enfrentar mi mirada -Y por eso, me despido aquí, no quiero que cargues más con mi dolor. Me despido para que siempre estés enamorado de mi, para que no te arrastre con mi dolor, para no extinguir esa sonrisa que te mereces en el rostro...
Se quedó en silencio, y me observó.
Baje la mirada, observe el arrollo, y dije:
-A partir de cierto punto no hay retorno. Ese es el punto que hay que alcanzar.
Ella hizo un sonido de sorpresa.
-Acabas de citar a Franz Kafka.
-Si, Amy, creo que entiendo..
-Sabía que lo harías...
Se separo de mi, se puso de pie sin soltar mis manos y me besó una vez mas, muy suavemente, me miró, me limpio las lagrimas y acarició mis mejillas húmedas y dijo con una sonrisa nostálgica en los labios:
-Adiós John...
Mi corazón se partió en mil pedazos, quise caer de rodillas y abrazarme a sus piernas pero eso solo prolongaría un sufriendo que ya seria largo, el cielo se llenó de nubes de tormenta. Arme mi corazón de coraje y fortaleza, sacada de el amor que le tenía y respondí
-Adiós Amy..
Se llevó las manos al cabello, desenredo su listón, le deposito un beso, lo puso entre mis manos, me miro a los ojos, sonrío, y se dio la vuelta para desaparecer por donde habíamos venido. Pero esta vez sola, sin mi tomando su mano.
Las lagrimas brotaron de mis ojos y caí de rodillas llorando, sintiendo los trozos de mi corazón cortándome por dentro, descargue mi ira contra el suelo, golpeándolo hasta que mis nudillos se tiñeron de sangre, caí de lado y me abrace intentando consolarme, quise correr detrás de ella, pero no estaría cumpliendo mi promesa. Me levanté y caminé hacia unos arbustos, las lagrimas nublaban mi visión, el dolor me había quitado la fuerza, entonces, sentí tanto frío, como jamás había sentido y como jamás sentí en toda mi vida.

Epilogo.

No supe más de Amy. La casa donde vivía con sus abuelos había sido abandonada. No puesta en venta, abandonada. Nadie supo nunca a donde fueron, ni que paso en realidad. Incluyéndome. Solo desaparecieron. Sin mas.
El tiempo paso doloroso, mi vida cambio desde su partida, me sumí en la mas intensa de las depresiones, su listón siempre estaba conmigo, su sonrisa. Sus besos. Pero necesitaba verla ahí, bajo el árbol leyendo, cantando, enseñándome pasos de baile, citando a sus escritores favoritos. El tiempo me ayudo a encontrarme con ella en recuerdos, a oír su risa al cerrar los ojos, y a sentirme mejor recordando todos esos instantes juntos, a sentirme tranquilo sabiendo que donde estuviese, las cosas estarían mejor para ella, y no me llené de odio, ni de dolor, con el tiempo entendí su propósito al ocultarme todo. Amy fue linda hasta el final. Capaz de volver una despedida, un recuerdo hermoso.
Han pasado ya dos años. Y todos los días la extraño de la misma manera, pero duele menos, o quizás duele de otra manera menos física, cuando la extraño y siento que no puedo más la encuentro en libros, música, y en aquél arrollo, al cual voy muy seguido, con la esperanza de encontrármela de nuevo, después de todo, nunca dijo que no regresaría.

martes, 4 de septiembre de 2012

Amy. (Parte I de II)




Amy entro a mi clase cuando cursaba el sexto curso de primaria. Tenía cerca de 14 años. Llegó un 18 de noviembre del 64. Vestía como toda una joven dama, durante la semana usaba vestidos de tela de algodón, con estampados de flores, abejas, conejos y en ocasiones soles. Se sentaba justo detrás de mi, me la pasaba todo el día observando su cabello lacio y castaño adornado con listones de colores brillantes y alegres, descendía como un velo y contrastaba con lo blanco de su espalda, salpicada de lunares, como una noche estrellada, Amy y yo, no hablábamos muy seguido, algo me impedía ver esos ojos color miel, dulces como ella, pero le escribía todas las noches, frente a la luna. en poco tiempo se había vuelto una musa de inspiración nocturna. De anhelos de una infancia casi extinta. Amy vivía con sus abuelos al final del pueblo, en una casa grande y muy bonita, no sabia nada de sus padres, nunca los mencionaba, sus abuelos eran muy estrictos con ella por lo que Amy era una chica de estudios y culto, leía mucho, en los descansos la podías encontrar bajo la sombra de el gran roble detrás del patio del colegio, justo a un lado de la cancha de fútbol, (que era mas bien un terrero pastoso) leyendo, sonriendo a veces, otras sumergida en misterio, desde que ella iba a leer a ese lugar, ya no jugaba tan bien al fútbol.
Una mañana de enero, después de las fiestas de fin de año, me decidí a darle un poema que había escrito para ella durante las vacaciones, no podía guardar mas lo que pensaba de ella, recuerdo que permanecía sentada en un circulo en pasto con sus amigas, había ensayado durante toda la noche y mañana lo que diría, algo tan sencillo como "Amy, ¿Podemos hablar a solas?" pero, como era de esperar de un esperpento como yo, solo pude decir "Amy" en múltiples, irregulares y seguidas ocasiones, pero antes de que mis piernas huyeran del lugar, Amy sonrío, se puso de pie entre los murmullos de las chicas, me sonrío radiante y tomo mi mano para alejarme del circulo de chicas unos metros, mostró una sonrisa de oreja a oreja y unos dientes blancos como perlas, baje la mirada, mis zapatos estaban sucios, trague saliva, observe a el grupo de chicas nos miraban curiosas:
-¿Que pasa John? ¿Querías hablar conmigo?- me dijo con esa dulce voz y acento que la caracterizaba.
-Yo... Este... Amy... Te escribí algo.- respondí con una voz mas baja que un arbusto que comienza a crecer.
-Oh..- exclamo Amy sorprendida. Chasqueo la lengua y con voz alegre pregunto- ¿Sabes que amo leer cierto?
-Si... Lo he notado- le dije algo mas relajado -Veo que te gusta mucho Wilde.
-¡Claro! Wilde es de mis favoritos, creo que me siento muy...
Amy fue impactado por un balón de fútbol justo en la cara, cayo de espaldas y sentí una horrenda sensación llenar mi cuerpo, sus amigas gritaron y corrieron hacia nosotros, ella se cubría la cara. Estaba llorando, la mire una vez mas, me puse de rodillas e intente tocarla, Amy solo se arrebataba mientras lloraba en el suelo cubriendo su rostro.
-Amy, Amy, ¿Estas bien?- pregunte con pésame, las chicas llegaron y la intentaron abrazar pero Amy se arrebataba llorando, la sangre de su boca escurría hasta caer en gotas manchando en vestido de conejitos. Nunca olvidare esa imagen, tan devastadora, tan dolorosa.
-¡LAS CHICAS NO DEBEN ESTAR EN ESTE CAMPO!- grito una voz detrás de mi, me pare lleno de furia.
Era Valkiem. El chico mas tonto de la clase. Abusivo, violento, llevaba revistas de mujeres desnudas, manteniendo relaciones sexuales, y cobraba a los demás por dejar que las vean, eran de su padre. Sonreía y miraba a los demás chicos, algunos corrían a ver a Amy, otros se burlaban.
-¡Eres un imbécil Val! ¡Le rompiste la boca!- grité. Podía sentir la ira llena do mis manos. Mi rostro. Mi alma.
Val pareció sorprendido.
-¿Que te pasa John? ¿Lastime a tu novia? Las ratas de biblioteca deben estar ahí, en una puta biblioteca, no en un campo lleno de varones- dijo, y miro sonriendo a sus colegas que le devolvieron la sonrisa aprobando la mierda que hablaba.
-Ella puede estar donde quiera, la heriste, esta sangrando- le reprimí furioso.
-Yo no la golpee, ella estaba en el camino del balón, el impacto no fue mi culpa, no hay de otra- dijo.
-¿No hay de otra? ¡Amy esta sangrando!-
Las chicas la abrazaban, había parado de llorar y nos observaba mientras unas gotas rezagadas escurrían de sus ojos, una chica le había dado un listón para presionar la herida, la llenaba su mentón, cuello, y vestido.
-¡No me interesa la puta de Amy!
-¡No le llames puta a Amy! ¡La pura es tu madre!- grite lleno de ira.
Val abrió los ojos como platos, bufo como toro y avanzo furioso mientras decía "Estas muerto", apreté los puños y lo espere. Se abalanzo contra mi, pero su pesado cuerpo le resto velocidad, golpee como pude, impactado su espalda, grito, se dio la vuelta y me tomo del cuello de la camiseta, me golpeo la nuca y caí al suelo, se puso sobre mi y golpeo mi rostro, sentía un sabor metálico en la boca, arrastre mis dedos en el pasto, y recogí barro, lo aventé contra sus ojos, grito maldiciendo y se llevo las manos al rostro, aproveche para golpear la boca de su estomago, me escurrí de el me puse de pie, y mientras el permanecía de rodillas sobando sus ojos patee su estomago con toda la fuerza de la ira. Cayo de espaldas dando bocanadas. Las chicas gritaron triunfales. Solo pude contemplar a Amy, que me miraba sorprendida. Los chicos se alejaron llevando a Val con ellos. Regrese a donde estaba Amy, la levante, la cargue entre mis brazos y justo antes de dejarla en la enfermería le entregue la carta. Salpicada de sangre. Pero por lo demás a salvo.
Desde esa mañana, Amy y yo nos volvimos mas unidos. Y Val nunca se metió con ella de nuevo. Platicábamos todas las mañana sobre libros, música, ciencia ficción, Amy me contó una ocasión que su primo había tenido la dicha de encontrarse a Jim Morrison en un bar de Los Ángeles, Amy no mentiría. Dijo que me traería el autógrafo que su primo había conseguido. A veces comíamos juntos, otras la acompañaba a su casa, pero la dejaba unos metros antes, su abuelo era muy celoso. Amy siempre sabia alegrarme. Con sus ocurrencias. Con su simple presencia. Podía pasar horas observándola. Me mostraba pasos de baile, vinilos nuevos, fotografías de animales, coleccionaba cromos de artistas de rock, y usualmente le gustaba estar descalza. Decía que se sentía libre.
Todo cambio el marzo de ese mismo año.
Amy llego una mañana fría, sin saludar a nadie. Paso a mi lado como quien pasa al lado de una mesa. Se sentó en su lugar, y no saco ningún libro como usualmente hacia para matar el tiempo mientras llegaba el profesor, solo cruzo sus brazos y apoyo su cabeza en ellos. Un largo mechón de cabello le cubría la mitad del rostro.
Sentí miedo. Toda la mañana estuvo igual. Sin hablar. Y nadie se atrevía a dirigirle la palabra por miedo a ser rechazado. ¿Que le sucedía? Su abrigo permanecía cerrado hasta el cuello al medio día, y su gorro en la misma posición. Ayudando al mechón a cubría su rostro. El timbre para el descanso sonó. Y todos salieron. Solo nos quedamos Amy, y yo. Me acerque lentamente a ella, observándola ; Levanto la mirada y me miro, huyo de ella y volvió a la posición. Trague saliva y me senté a su lado, se estremeció.
-Amy..
-Dejame sola- respondió fría. Distante.
-Solo quiero saber si est...
-John. Vete- dijo.
-Amy... Por favor...
-No, por favor tu, dejame sola- dijo sjn mirarme. No era ella. No era su voz alegre. Su sonrisa. No era Amy.
-Amy... No.. - puse una mano sobre su hombro y se estremeció aun mas violentamente, como asustada.
-No me toques, vete, no me vuelvas a tocar. No- se quebró en llanto.
-Oh, no, Am..
Se puso de pie, y corrió rápidamente huyendo del salón, con lagrimas en los ojos.
Me quede solo, sin entender nada. Observando las lagrimas que se secaban en el pupitre.
Se paso todo el recreo en el baño, sus amigas decían que la habían oido llorar pero no hablaba con ninguna, los dias pasaban y Amy se comportaba  igual, no hablaba con nadie, mucho menos conmigo, huía de mi, de mi mirada, de mi presencia, de mi ser, buscaba respuestas en sus compañeras pero nadie sabia nada, ni los profesores, Amy era una tumba. Creí que todo se debía a sus padres, o problemas de chicas, pero todo cambio una mañana en que Rose una de sus mejores amigas me envió un papel con "Te espero en el campo, a la salida, es sobre Amy". El día paso mas lento que un caracol con silla de ruedas, y a la salida corrí tras Rose al campo, cuando llegamos me dijo:
-John no quiero que digas absolutamente nada de lo que te diré, se que quieres mucho a Amy, y por eso mismo te cuento esto, pero también te pido silencio, puedo salir afectada.
Eso solo aumento mi paranoia.
-Es un trato.. habla.
Rose hizo una mueca, miro para todos lados y comenzó:
-Bien, ayer por la tarde en las clases de natación, las cuales comparto con Amy por las tardes, olvide mi moño morado en los vestidores de las duchas, por lo que regrese, para mi sorpresa Amy estaba ahí, cuando abrí estaba desnudándose para la ducha, seguramente no paso seguro porque dedujo que no había ya nadie en el lugar, y estaba en lo cierto pero, yo regrese, apenada intente cerrar de nuevo sin que ella se diera cuenta, pero justo cuando lo hacia, vi unas horribles marcas en sus piernas y pechos John...
-¿Ma..marcas?- Pregunte horrorizado.
Rose bajo la mirada y lagrimando continuo:
-Si, marcas de golpes John... golpes....
Permanecí ahí, sin poder moverme, observando el pasto, sintiendo el sudor frió en mi espalda, oyendo los sollozos de Rose, solo tenia algo en mente, averiguar  que pasaba con Amy, y solucionarlo de una vez por todas.