miércoles, 4 de junio de 2014

Junio

[Paradoja de título y azúcar de sobra, anemia consolada con nubarrones tristes de paz turbulenta. ¿La duda ejerce en el alma piadosa? ¿O el alma piadosa ejerce sobre la duda? ¿La duda es más que un alma piadosa y el ejercer?]


La pequeña niña que se perdió en un
Aquella mañana turbulenta de cosas 
bosque a orillas del tiempo, de la sa-
tiradas y malos ratos, de medias rotas
lada mirada de la indiferencia, cuando 
y tazas rasgadas, de pasos lentos, y vo-
su dulce infancia se vio devorada por el 
ces rápidas, escuálidas y humedad, pasa
tiempo tirano, por la ropa interior de ma-
que te miro y me siento uno con mis sue-
ravillas escondidas, de varones prendi-
ños, con mis terrores y mis manías, con
dos al encaje de tu inocencia tan opaca 
aquél frenesí mismo que me hizo lanzar 
pero translucida a la hora de dormir, yo
mis maletas al mar y quedarme en la are-
que te mire reír cuando el viento te hizo 
na, haciendo castillos de agua, y las olas 
nada más que hojas crujientes volando a 
tan secas, llevándose lo que quedo de 
ninguna parte 
Pero sigo aquí, aunque... Aunque...



1 comentario:

  1. Ah, Juan. Sabemos a lo largo del tiempo las horas siguen siendo horas, y los años siguen siendo años. Las letras siguen siendo letras, y las oraciones, oraciones. ¿Por qué insistes en hacernos, a nosotros que te leemos, las horas en años; las simples letras en poesía?
    Hay cosas que no son dignas de responderse.

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